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Columna Zarpazo; El señor, el niño y el burro.

Por Abisaí Rubio, 30 de enero de 2018.

En los últimos días he tenido muy presente una enseñanza que me dieron mis maestros, cuando cursaba la primaria a principios a finales de los años 70’s, se trata de un cuento tradicional que venia en los libros de texto gratuitos que otorgaba la secretaria de educación pública.

Se trata del cuento del Señor, el niño y el burro, que quizá todos ustedes leyeron y que nos deja una buena moreleja, aquí se los trascribo tal cual.

Venía un señor por el camino, con un niño como de once años, que era su hijo, y venía también un burro, que le servía al señor para cargar leña. Pero el señor ya había vendido la leña, y además estaba cansado, de manera que se montó en el burro.

En esto se encuentran con unas gentes que venían por el mismo camino. Y cuando ya pasaban las gentes, el señor oyó que decían: “¡Qué viejo tan egoísta! Va él muy montado en el burro, y el pobrecito niño a pie.”

Entonces el señor se bajó del burro y le dijo al niño que se montara. Caminaron así un rato, el niño encima del burro y el papá a un lado, a pie, cuando en esto se encuentran con otras gentes.

En el momento de pasar, el señor oyó que decían: “¡Qué muchacho tan malcriado! Va él muy montado en el burro, y el pobrecito viejo a pie.” Entonces el señor le dijo al niño que se bajara del burro.

Siguieron así un rato, caminando los dos un poquito detrás del burro, y en esto que se encuentran con otras gentes, y cuando ya pasaban, oyó el señor que decían: “¡Qué par de tontos! “Va el burro muy descansado, sin carga, y a ninguno se le ocurre montarse.”

Entonces el señor se volvió a montar y le dijo al niño que él también se montara. Así iban, moviéndose los dos al mismo tiempo con el paso del burro, y en esto se encuentran con otras gentes que venían por el camino. y cuando ya pasaban las gentes, el señor oyó que decían: “¡Qué par de bárbaros! El pobrecito burro ya no puede con la carga.”

Entonces el señor se quedó pensando un rato y le dijo al niño: “¿Ya ves, hijo? “No hay que hacer mucho caso de lo que diga la gente.”

La moraleja de esta historia es que hagas lo que hagas, a la gente nunca la vas a tener contenta y siempre va a hablar.

Y esto es una realidad en todos los sentidos de nuestra vida, porque siempre habrá personas que piensen diferentes a ti, o quien juzguen y califique tus acciones desde su particular punto de vista y si a esto le agregamos que todo hombre es sabio en su propia opinión, pues entonces, nunca de daremos gusto a nadie.

Aquí lo importante, es que en cada acción que nosotros realicemos, lo hagamos con la mejor actitud y pongamos en ella todo nuestro empeño, que demos el 100, y si nos equívocos o no es lo que esperábamos, no importa, siempre y cuando nosotros nos sintamos satisfechos con lo que hicimos.

Y esto se acomoda al ámbito político de nuestra ciudad, donde hoy los dime y diretes están a la orden del día, que si porque pusieron a un joven que nadie conoce como candidato del PRI a la Diputación Federal, que eran mejor los dinosaurios, que le falta experiencia, que porque nadie quiso el puesto, que porque no hay confianza de ganar, que si es nada mas para rellenar el espacio, en fin, aquí lo importante es que a quienes se les dio la oportunidad representar a un partido, hagan su mejor esfuerzo por tratar de convencer a la ciudadanía de que ellos son la mejor opción para representarlos y a final de cuentas el electorado le dará la razón a quien convenza, con el voto en las urnas el próximo primero de julio del 2018.

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