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La concepción de humanidad más allá de la presentación estética de la obra.
Bueno, este 31 de marzo se ha estrenado la versión live-action de Ghost in the Shell; desde su anuncio esta cinta ha estado en el ojo del huracán, principalmente porque los fans no creen que Hollywood pueda hacer una buena adaptación de la obra de Mamoru Oshii y Masamune Shirow. Lamentablemente, muchos de los señalamientos se centran principalmente en la presentación estética de Motoko Kusanagi, más que otra cosa, aunque se señala que la obra tiene un trasfondo filosófico y complejo; poco o nada se ha mencionado acerca de ese fundamento. Por ello, de manera muy breve y sintetizada, le diremos ¿De qué trata Ghost in the Shell? Y por qué esto debería de primar más que si la Mayor es o no japonesa.
Como ya sabrán, la obra nos muestra un mundo futurista donde la gran mayoría de los seres humanos han optado por “mejorarse” integrando partes cibernéticas y robóticas a su cuerpo, en una comunión entre lo orgánico y lo sintético. Kusanagi es el punto más alto de esta simbiosis, al ser, literalmente, sólo un cerebro dentro de un empaque robótico.
Así, Ghost in the Shell, refiere a si existe o no la posibilidad de que un humano pueda seguir siendo tal, al estar integrado a un ente artificial; si se puede crear una conciencia de sí mismo si un cuerpo natural. La conciencia (o el alma, si prefieren el sentido teológico), es ese fantasma, mientras que la coraza (o concha), es la máquina que contiene a lo orgánico.
Las películas animadas, así como las series, OVAS y mangas, tienen como línea principal el argumento anterior; girando en torno a la eterna pregunta ontológica; ¿Qué es el ser? Ser entendido como esa forma de reconocerse como un algo inteligible, real y racional. Si lo quieren ver más académico; nos dirige a la cuestión abierta por René Descartes (filósofo francés del siglo XVII), quien en sus Meditaciones Metafísicas se pregunta a sí mismo como saber que él y/o el mundo que le rodea es real; como saber que él “es”. Después de una gran disertación que lo lleva a dudar de su entorno de vigilia, de sus sentidos, de las ciencias duras e incluso de las personas que le rodean, llega a la conclusión de que es debido a que piensa; bien puede ser un cerebro en una cubeta (un Ghost in the Shell), pero no puede dudar de que está dudando, de que puede pensar y por lo mismo puede establecerse como un algo; tiene una conciencia intelectual que lo guía.
El “Pienso, luego existo” cartesiano, es el mismo razonamiento que busca Kusanagi en todas y cada una de las versiones de GITS; el punto álgido es cómo puede definirse ella, si es 99% máquina; no sólo eso, aunque la vemos en cuerpo de mujer (asiática en los originales), no se tiene una certeza de que esa sea una representación de su apariencia originaria, bien podría ser de otra nacionalidad e incluso género. Claro que tener ese pensamiento puede remitir a un estado solipsista, donde todo es un simulacro y lo único real y verdadero es la “cosa pensante” (para los fans, este es el Stand Alone Complex de las series).
Pero dejemos a Motoko, pues no es ella a mejor abanderada de toda esta cuestión. Los que discuten mejor todo esto y se puede establecer un modo existenciario alrededor de ellos son los Tachikomas.
Mientras que podemos argumentar que la Mayor cuenta con un dejo de humanidad, debido a ser un cerebro en un robot, los vehículos de combate son totalmente artificiales, sin embargo están dotados de un programa que los hace actuar como niños, mascotas, amigos y compañeros de todos en la Sección 9. Estos entes puramente mecánicos, se preguntan acerca de su naturaleza, tratando de alcanzar el concepto de humanidad y si este se le puede aplicar a ellos. Son pensantes, pero carecen de materia orgánica; luego entonces ¿existen? ¿puede “ser” humanos? Dadas sus actitudes y disertaciones, nadie dudarías de catalogarlos como tal, pero entonces ¿una máquina completa es igual a nosotros? ¿en realidad alcanza una conciencia o sólo es parte de su programa?
Todo esto (y otras cosas derivadas) subyacen en el fondo de Ghost in the Shell, y que se respete esto, más que la apariencia de Kusanagi es lo que debería de preocuparnos más, pues es esto es lo que convirtió en un clásico a la obra en todos los medios donde se ha presentado.
¿De qué trata Ghost in the Shell? De la búsqueda del “ser” de la humanidad.
